jueves, 16 de febrero de 2006

Frodo y Sam

Justo me comentaron en el otro blog, una blogger llamada Eruntale, y ella misma señala que fue una chica que se le perdió el libro "El Retorno del Rey" en un evento que se hiciera en San Marcos, probablemente fue en el de linguística Tolkieniana. Entonces, en la biblioteca del arbol de Swerch, desempolvé este texto, para recordar un poco.

FRODO Y SAM
COMPAÑERISMO Y LEALTAD


-¡Fuerza ahora! ¡El último aliento! -dijo Sam mientras se incorporaba con dificultad. Se inclinó sobre Frodo y lo despertó. Frodo gimió, pero con un gran esfuerzo logró ponerse en pie; vaciló, y en seguida cayó de rodillas. Alzó los ojos a los flancos oscuros del Monte del Destino, y apoyándose sobre las manos empezó a arrastrarse. Sam que lo observaba, lloró por dentro, pero ni una sola lágrima le asomó a los ojos secos y arrasados.

-Dije que lo llevaría a cuestas aunque me rompiese el lomo, -murmuró- ¡y lo haré!
¡Venga, señor Frodo! -llamó-. No puedo llevarlo por usted, pero puedo llevarlo a usted junto con él.
¡Vamos, querido señor Frodo! Sam lo llevará a babuchas. Usted le dice por dónde, y él irá. Frodo se le colgó a la espalda, echándole los brazos alrededor del cuello y apretando firmemente las piernas; y Sam se enderezó, tambaleándose; y entonces notó sorprendido que la carga era ligera. Había temido que las fuerzas le alcanzaran a duras penas para alzar al amo, y que por añadidura tendrían que compartir el peso terrible y abrumador del Anillo maldito. Pero no fue así. O Frodo estaba consumido por los largos sufrimientos, la herida del puñal, la mordedura venenosa, las penas, y el miedo y las largas caminatas a la intemperie, o él, Sam, era capaz aún de un último esfuerzo: lo cierto es que levantó a Frodo con la misma facilidad con que llevaba a horcajadas a algún hobbit niño cuando retozaba en los prados o los henares de la Comarca. Respiró hondo y se puso en camino.

(Libro Tercero, Tercer Capítulo, página 946)

Los valores son reflejados de una manera sobrenatural en la Trilogía de El Señor de los Anillos. Se teje una trama que demuestra lo necesaria que es la amistad, el amor, la unidad, la lealtad y la esperanza. Y entre estos tenemos la amistad. Frodo y Sam son el mejor ejemplo de ello.
No hay mejor manera de contemplar de cerca la necesaria UNIDAD, demostrada con el Concilio de Elrond, donde los enviados de cada raza se reúnen para analizar qué sucederá con el Anillo. La DECISIÓN, llevada a cabo por Frodo, sobrino de Bilbo Bolsón, al dar el paso al frente para transportar el Único hasta su destrucción, lo que a su vez demuestra un mensaje dado por Tolkien: no importa el tamaño, si se tiene confianza en sí mismo, pues pequeñas cosas resultan grandes maravillas.
El COMPAÑERISMO se evidencia al crearse la Comunidad, conformada por cuatro hobbits, un elfo, un enano, un mago y dos hombres; correspondiendo entonces resaltar la AMISTAD forjada entre todos.
La CONFIANZA se destaca a todo lo largo de la obra, desde que Frodo decide que él sólo trasladará la pesada carga que representa el Anillo hasta las entrañas de Mordor para no comprometer a ninguno de sus amigos , y cómo entonces se dividen los caminos, que se tornan muy distintos para los integrantes de la Comunidad, pero que hasta el último momento no dejan de creer en el pequeño hobbit y su larga misión. La LEALTAD esta impregnada en los pies de Sam, el fiel servidor de Frodo, cuando tiene que transportar al maltratado compañero de viaje sobre su espalda, sobre las filosas rocas del Monte del Destino, aunque ya Sam había probado su estima hacia Frodo salvándolo de las fétidas y putrefactas garras de los orcos, que para lograrlo tuvo que entablar un combate a muerte con el venenoso aguijón de una criatura voraz, arácnida, nombrada Ella-laraña, que superaba en talla y anchura al pequeño hobbit, y si todos estos sacrificios parecen vanos, él sostuvo un tiempo al Único en su cuello, y tuvo que soportar su voluntad. Igualmente también se refleja en el esfuerzo realizado por Merry para sacar de la pira encendida al capitán de Gondor, Faramir, cuando su padre, Denethor, el Senescal de Minas Tirith, pierde el juicio y quiere quemarse junto a su hijo, deseo que es anulado gracias a la intervención de Gandalf y Merry.


Entre hobbits también existió amor, tal es el caso de Sam y Rosa Coto, amor que perduró incluso después que Sam retornó a su pueblo, a la Comarca, donde nadie lo conocía porque todos lo daban por muerto, y siguió hasta el final de sus días. Sam, en el último momento, cuando no quedaban esperanzas de salvación, no dejó de pensar en Rosita, éste amor, quizás no tan idílico como el de Aragorn y Arwen, es la típica muestra de amor campechano.
Su familia llevaba tres generaciones ocupándose de los jardines de Bilbo Bolsón.
Aquí Sam y la primera de sus vástagos, Elanor, y de la gran prole que trajo Sam tras restaurar la Comarca.

2 comentarios:

Rain (Virginia M.T.) dijo...

¡Hola!.

Tu conocnimienrto sobre 'El señor de los anillos' se complementa con tu lúcida interpretación.

Un hallazgo paar mí, el encontratte, gracias al blog de la querida Kat.

un grato salute.

Dinorider d'Andoandor dijo...

Swerch, lo de Denethor fue entre Gandalf y Pip, Merry estaba en ese momento jugando abajo con Eowyn y el Wiki